Nuestro caminar por la ciudad, con el ruido atrás,
es un paso que nos acerca a la sordera.
La noche citadina invadida por el bramido de aparatos que incrementan el ruido,
nos acerca al estrés, al miedo y nos acelera el ritmo cardiaco.
es un paso que nos acerca a la sordera.
La noche citadina invadida por el bramido de aparatos que incrementan el ruido,
nos acerca al estrés, al miedo y nos acelera el ritmo cardiaco.
Los lugares que alguna vez fueron para el susurro amoroso,
ahora son espacios para que revienten nuestros oídos con temores,
ansiedad y mareos.
ahora son espacios para que revienten nuestros oídos con temores,
ansiedad y mareos.
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